22/12/07

José y el Pan Blanco

José Delicado detesta la corteza del pan blanco. Al punto tal, que cada vez que desea comer un sándwich, intenta con excesiva delicadeza quitarle absolutamente todos la bordes. Esto le lleva tanto tiempo, que una vez que termina de delinear con el cuchillo el contorno de cada rodaja, las ganas de comer sándwich se hayan extinguido por completo. Entonces vuelve a cerrar el frasco de mayonesa (que dicho sea de paso, nunca recuerda para que lado son las roscas) guarda el trozo de pan (sin bordes a esta altura) y se acuesta a dormir con el estomago vacío.

Pero sus problemas con el pan, no acaban ahí mismo. Más allá de la corteza, siente un especial apego por la forma. Una silueta que le genera cierta debilidad. Por algún motivo que no puede precisar, siente la obligación de respetarla casi milimétricamente; lo que muchas veces lo lleva a comer sándwiches de un tamaño irrisorio. Imagínense, un hombre quitándole la corteza al pan, respetando su forma original, que cada vez que su cuchillo se sale un milímetro de su recorrido, vuelve a intentar tornear hasta dejarlo perfecto. Esto ocasiona que el trozo de pan sea cada vez más pequeño, obviamente. Lo que obligadamente, genera como resultado, un emparedado de no más de dos centímetros cuadrados. Un sándwich que deja con hambre hasta al estomago menos pretencioso del planeta.

Lo peor de todo, o tal vez lo mejor, es que al Señor Delicado considera esta actividad completamente normal. De hecho, cree que muchas personas en el mundo actúan de igual manera.

Yo, por mi parte, no como pan blanco. Me da mucha perece sacarle los bordes.

8/12/07

Veo

Como un reloj que va al revés, el sol se esconde del lado contrario, y yo, en un rincón, mirando hacia atrás. Escuchando canciones en idiomas que no entiendo, con palabras indescifrables, cargadas de melancolía propia pero ajena.

Veo, nublado pero veo, como un beso se diluye con la sal de una lágrima rebelde; con un ácido recuerdo trastocado por las ganas que no fueron más que ganas. Veo sueños cercenados por el miedo de sufrir, por las ganas de seguir siendo distinto a lo que soy, por el odio instantáneo que despierta el amor.

Veo, borroso pero veo, las manos temblorosas y las venas que lloran sangre de un suicida arrepentido. Las palabras de un solitario melancólico, que vomita sus penas sobre un papel. Veo las ganas de abandonar el envoltorio transparente que me impide tocar el aire con el cuerpo entero.

Veo, o por lo menos eso creo.

Veo el cable que me ata a mi otro extremo que no es mío, pero me pertenece por propia elección. Veo manos que me aplauden de mentira, pero se escuchan tan reales que les creo su discurso. Veo porque quiero ver. Veo porque elijo ver. Veo porque no tengo otra elección más que hacer lo que siento. Y hoy, siento que veo más de lo que puedo... O por lo menos eso creo.

2/12/07

La verdad, la verdad. No sé...

Todos creen que tienen la verdad en la mano. Lo cierto, es que la verdad está en cualquier lado, menos en la mano de alguien.