Cada vez que abro la heladera para sacar agua fresca, sale un olor nauseabundo que me invita (mas bien, me obliga) a cerrar los ojos y dejar de respirar, incluso hasta unos segundos después de haberla cerrado. No se si son las papas brotadas que están en el cajón del fondo, o si es el cadáver de mi gato que está en la bolsa negra de residuos al lado del queso fresco, desde hace 4 días, porque no pude darle Santa Sepultura.
Cuando entierre al gato o me coma las papas, o bien, me coma la gato y entierre las papas (dependiendo de que pase primero) voy a saber cual era la fuente de semejantes hedores...
Mientras tanto, seguiré cerrando los ojos y conteniendo la respiración...
4 comentarios:
Por experiencia, cuando un olor se instala, se queda por más que hayas sacado hasta la planta de uranio enriquecido que tenés en el freezer...
En casa seguimos respirando una crema de dudosa consistencia verde que estuvo oculta detras de la jarra de jugo un par de meses...
Las cremas siempre hacen lo mismo. A veces pienso que los potes tienen vida propia y cada vez que uno cierra la heladera, buscan el mejor lugar para esconderse.
Arrgghh que horror uno de mis peores traumas: el olor en la heladera.
Por eso dejé de consumir cosas que esten abiertas dentro de la bendita heladera.
Sólo como cosas hechas al instante y recién abiertas.
P.D: y ahora que hago con este queso Finlandia?? aaarrgghh....bueno, me lo como. ;)
El queso Finlandia es indestructible!!! hayq eu comerlo con todas las ganas!!! No hay con que darle!!!
Me olvidaba del recurso por antonomasia para sacar el olor de la heladera... el pedasito de carbón... Mi amigo Nacho, cada vez que nos juntamos a comer un asado, se carga un par en una bolsita del super...
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